¿Puede lo impreciso, lejano, y vago hacernos sentir en relación a lo abismal?

¿Es posible que el paisaje sea un puerta atemporal en la percepción?

¿De qué manera puede ser puesta a prueba un paisaje en un contexto urbano?

 

Estas son algunas de las preguntas que Sisa Soldati se plantea a la hora de trabajar sus paisajes y con el que busca construir un refugio natural que surja entre las grietas de la urbe. “La inmensidad del refugio” es un proyecto pictórico donde la imagen juega con diferentes soportes y contextos: lienzo, muro, ciudad y espacios.

 

Sus paisajes se convierten en manifestaciones de lo inmenso superando escalas y proporciones y que combinadas con el claroscuro buscan potenciar las características que hacen posible la percepción de lo abismal. A través de los fondos negros consigue combatir la cualidad plana del soporte bidimensional creando profundidad en el paisaje, y son las luces las que construyen una tridimensionalidad que definen el espacio. Estas plantas gigantes, fantásticas e incluso hasta un punto mutantes, existen gracias a que las formas salen de la oscuridad hacia nosotros, el uso de colores saturados y sin necesidad de tener referencia con el objeto representado, crea lugares imaginarios o inexistentes.

 

Todos los lugares u objetos que logramos habitar como refugio, son inmensos en sus posibilidades al permitirnos volcar nuestra concepción del mundo en ellos. Ya sea en las pequeñas profundidades encontradas como en los inmensos paisajes donde perder la conciencia individual y temporal. Allí donde las posibilidades son todas al mismo tiempo y los bordes no son comprensibles, la individualidad se disuelve y el misterio se manifiesta como enunciado de lo infinito: el nombre del infinito es Misterio.

​

​